Andamos por la vida deseando que suceda ese “algo” por lo que tanto hemos peleado y por lo que tanto la hemos luchado, como decimos popularmente, o por el contrario ese se nos presenta ese “algo” que nos trae tristeza y dolor. Pero resulta que cuando ese “algo” nos llega, parece que la vida y el tiempo juegan con nosotros congelado.
Volver a empezar se ha vuelto una frase que trae consigo connotaciones negativas y añadidas a ellas, frustraciones que causan caos en las decisiones que tenemos que tomar para nosotros, y nuestro alrededor.
Cuando se escuchan estas connotaciones negativas se nos vienen un sinfín de expresiones como:
- ¿Cómo voy a hacerlo?
- Fijo no voy a poder
- No estoy preparada/o
- No me lo van a permitir
- Es muy difícil,
- ¿Y si no puedo?
- ¿Si me equivoco otra vez?
- Estoy decepcionada de mi misma/o
- ¿Otra vez empezar?
Vamos a ver, deténgase unos segundos desde la comodidad de dónde se encuentre, y piense, que si usted no empieza nadie va a empezar por usted; ¿ha tomado en cuenta que ese “empezar” puede quedarse en si “hubiera empezado”?.
Empezar significa que tenemos que tener determinación, constancia, disciplina, fuerza de voluntad, ser honestas/os con nosotros mismos, siendo conscientes que lo que deseamos desde nuestro interior no nos va a caer del cielo, y muy importante quererlo hacer.
Le pregunto:
¿Está preparada/o para esto?
¿Sabe que debe de priorizar?
Solo cuando se tiene claridad de lo que se anhela y sabiendo cuales son los recursos con los que se cuenta y con los que no, podemos empezar; Y empezar desde donde se está, empezar con dudas, empezar con dolor, empezar con temor, empezar con llanto, empezar solo, empezar acompañado y empezar con fuerza.
Dra. Jennifer Gamboa